La imagen es directa pero su lectura e interpretación nos llevan a caminos más
ambiguos, trazados desde la controversia. La fusión, entre una estelada y un
niqab, provoca una dislocación potente. En un momento en que la construcción
de la identidad nacional catalana se debate entre la escisión y la configuración
de un estado propio, en el que el conjunto de los estados europeos se debate
sobre la necesidad o conveniencia de cerrar las fronteras ante la migración del
norte de África, en el que la presencia permanente en los medios de las
atrocidades cometidas por el llamado Estado Islámico invaden nuestra
"pacífica" cotidianeidad, encontrarnos ante esta imagen, que juega y retiene
algo de todos estos mundos superpuestos, nos provoca cierta incomodidad. La
ambigüedad que sugiere hace referencia al mestizaje social, a la globalización
cultural y a la construcción de la identidad en relación con el territorio y la
articulación de la ciudadanía.